En menos de dos semanas he escuchado dos veces hablar de los hipster. Tengo a una preciosa prima viviendo en Seattle desde hace unos meses; su hermana, otra preciosa prima, la ha visitado hace unos días y me comentaba que lo que más le había llamado la atención era la franja de edad de la ciudad (30-45 años) y la contracultura dominante en el lugar. ¿Por qué? Porque en el país de los clones, las grandes cadenas de distribución, el fast food y los extremos, en Seattle triunfa lo del terreno, hecho a mano, elaborado por locales, gestionado localmente con productos locales como si de una nueva autarquía se tratara, y la ciudad está plagadita de la tendencia hipster que al parecer en Seattle crece de manera exponencial y en la vecina Portland son ya movimiento motivo hasta de series cómicas y webs como ésta
Lo cool es ser macrobiótico, tomar café vegano, usar materiales sostenibles, llevar gafas de pasta, pantalones pitillo, zapatos eternos, grandes hombros y pelos contracorriente en un ánimo de evolución o involución, con la voluntad humana de sentirse diferente y especial entre calcos. ¿El hábito hace al monje?
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